La autoexpresión a través de piercing en la lengua o labios ha ganado popularidad en los últimos años, pero como especialista en odontología, es mi deber destacar las preocupaciones fundamentales que estos adornos pueden generar para la salud dental. Aunque la moda puede ser tentadora, es crucial considerar el impacto duradero que estas perforaciones pueden tener en la salud bucal a largo plazo.

El riesgo de daño a los dientes y encías

La presencia de un piercing oral no es solo un asunto estético; puede tener consecuencias graves para la salud dental. Según estudios realizados por la Academia Americana de Odontología Pediátrica, los piercings en la lengua o los labios pueden causar daño directo a los dientes y las encías. Las joyas pueden entrar en contacto con los dientes al hablar, comer o incluso en reposo, lo que puede resultar en astillamientos, fisuras y desgaste prematuro del esmalte dental. Además de ocasionar que la encía baje de su sitio normal, a esto le llamamos “recesión gingival”, comprometiendo el hueso que sostiene el diente.

Aumento del riesgo de infecciones

Las perforaciones orales también aumentan significativamente el riesgo de infecciones. La boca es un ambiente propicio para el crecimiento bacteriano, y un piercing puede proporcionar una vía directa para que las bacterias entren en el torrente sanguíneo. Esto puede llevar a infecciones potencialmente serias, como abscesos orales, inflamación y dolor. Un estudio publicado en el Journal of the American Dental Association señala que las infecciones relacionadas con los piercings orales son una preocupación legítima y deben ser consideradas antes de tomar la decisión de perforarse.

Impacto en la saliva y la función oral

Otro factor a considerar es cómo los piercings en la lengua o labios pueden afectar la función natural de la boca. La presencia de una joya en la boca puede interferir con la producción de saliva, lo que puede llevar a la sequedad bucal. La saliva juega un papel crucial en la neutralización de los ácidos y la prevención de las caries, por lo que cualquier interrupción en su flujo puede tener consecuencias negativas para la salud oral a largo plazo.

Cuidados rigurosos y atención constante

Si a pesar de estos riesgos decides obtener un piercing oral, es vital prestar atención a los cuidados posteriores. Mantener una higiene bucal estricta y limpiar regularmente el piercing con soluciones antisépticas recomendadas por un profesional de la salud dental puede ayudar a prevenir infecciones. Sin embargo, es importante entender que incluso con los mejores cuidados, los riesgos asociados con los piercings en la boca no se pueden eliminar por completo.